El Papa seductor
Carlos Loret de Mola
Él quería enseñarles El Cid Campeador, pero sus estudiantes le pedían literatura “más picante”. La Casada Infiel o La Celestina. El profesor Jorge Mario Bergoglio –hoy Papa Francisco– accedió. Otro día se acordó que su maestra de piano se había convertido en secretaria de Jorge Luis Borges y consiguió llevarlo a clase para que leyera un par de textos de los alumnos. Tenía 28 años de edad.
Mientras México sufría –y aún sufre– los embates del agua, pasó de prisa la noticia de que el Papa Francisco concedió una reveladora entrevista de seis horas en tres sesiones al Padre Antonio Spadaro, representante de un conglomerado de revistas jesuitas. Ahí cuenta esta anécdota, pero está lejos de ser lo más interesante.
Tras décadas en las que la Iglesia Católica se concentró en catequizar a sus fieles de la cintura para abajo, el Papa Francisco parece decidido a enfocarse en lo que sucede de la cintura para arriba. Más corazón y menos sexo. Más misericordia, perdón, comprensión, amor. Y menos obsesión por condenar el condón, el aborto, los homosexuales, los divorciados vueltos a casar, las relaciones prematrimoniales.
Dice que ve a un mundo herido por las batallas cotidianas y la Iglesia debe ser un hospital de guerra, donde los sacerdotes se dediquen a sanar las heridas sin andar regañando al paciente porque tiene alto el colesterol.
La declaración más reveladora de la extensa entrevista es: “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo no he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”.
Agregó que hace falta “el genio de la mujer” en la toma de decisiones en la curia y remató asegurando que él no es de derecha. Casi paralelamente, el nuevo secretario de Estado del Vaticano ha dejado abierta la puerta para revisar el celibato al que están obligados los sacerdotes.
Hasta ahora, el discurso es lo suficientemente audaz tanto como lo suficientemente ambiguo.
Francisco podría ser el Papa de la Iglesia 2.0, de la Iglesia actualizada con su tiempo, la e-glesia, el gran reformador. Que administre la extremaunción al celibato, las prohibiciones de preservativos, a la imposibilidad de que comulguen los divorciados vueltos a casar, al papel marginal de la mujer en la estructura.
Peña Nieto defiende la patriota reforma fiscal
Jorge O. Navarro
Eran los primeros años de la década de los setenta (sí, siglo pasado). México era un país “políticamente disciplinado”.
En aquel entonces, el perfil del mexicano era mucho más fácil de definir: de origen mayoritariamente rural y migrante en zonas urbanas; con un nivel de estudio que difícilmente rebasaba el tercero de primaria; prácticamente acrítico y casi impermeable a los movimientos sociales que reclamaban democracia y respeto al voto, entre otras cosas bastante lejanas al mexicano promedio, para quien una persona políticamente activa era cristianamente reprobable.
Si la ideología estaba reservada para unos pocos, el trabajo en cambio, era patrimonio de todos. El lenguaje cotidiano lo prueba: la gente no era rica en posesiones, sino en prole. Los padres de familia no aspiraban a enriquecerse, sino a formar “hijos decentes”. La patria no era sólo un concepto de mediados de septiembre, sino un anhelo permanente que se inculcaba a los niños… aunque todo el mundo sabía que los héroes habían vivido en la época de la Revolución y que sólo un idiota podía morir en el altar de la nación.
Palabras más, hipocresías menos, pero el mexicano promedio, tanto el de Tijuana como el de Guadalajara o el de Mérida, estaba convencido de que el trabajo constante le permitiría eventualmente, comprar casa y vocho, acceder a algunos satisfactores, formar una familia y criar algunos hijos y, con suerte, vivir hasta la vejez, aunque tuviera que hacer cola en las clínicas del IMSS para conseguir medicamentos.
Esa era lo de antes. Y para todo alcanzaba.
Eran los años setenta.
Un obrero ignorante de la Ley Federal del Trabajo estaba obligado a pagar cuotas sindicales —ni cuenta se daba cuando se las descontaban— y estrenaba botas y overol cada 1 de mayo. Fuera de eso, su vida estaba casi asegurada.
Pero justo en aquella década iniciaron las crisis económicas.
Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo… luego Fox y Calderón. Hijos del presidencialismo que vino en declive pero, sobre todo, herederos de un neoliberalismo que hoy es incontenible y salvaje; que no tiene rostro mexicano ni patriótico, sino que cruza los océanos e igual se estaciona en las manufacturas chinas que se alimenta de las importaciones estadounidenses de materias primas.
Existen realidades tangibles y sólidas, como la pobreza oficial de 57 millones de mexicanos; la desigualdad en la distribución de riquezas que lo mismo nos da municipios paupérrimos que millonarios del planeta; la decadencia de Petróleos Mexicanos y la voracidad de la burocracia que se traga, cada año, más del 70% de los recursos del Gobierno de la República.
Y en medio de todo eso, la administración de Enrique Peña Nieto presentó una propuesta de reforma fiscal.
Para calificarla hay de todo: desde quienes la tachan de timorata hasta quienes la califican de excesiva.
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, la defendió ante los empresarios jaliscienses, que le hallaron inconvenientes. El mismo Peña Nieto visitó Guadalajara, este lunes 30 de septiembre, y exigió del gobernador Aristóteles Sandoval, apoyo político a su reforma.
Pero hoy, por más que se trabaje y se sufra, un obrero no avanza ni con la prepa, no compra casa ni con horas extra, y no es patriota… ni sabe qué es eso.
Aborta candidatura de Chava Rizo: avanzan Jesús Casillas, Abel Salgado, Robles Peiro y Valeria Guzmán
Iván García Medina
El presidente municipal de Zapopan Héctor Robles Peiro está en lo suyo: un ojo al gato –la administración municipal- y el otro al garabato –su sucesión, donde parece haber asumido su inevitable función de árbitro-. El sábado 29 de septiembre en el PRI Zapopan hubo un necesario cambio de señal: Salvador Rizo, el secretario de Desarrollo e Integración Social de Jalisco, ya no va solo, las encuestas lo tienen muy lejos, pero muy lejos de otros priistas –de hecho “ya no va”- para la contienda zapopana en 2015 y hay nuevos jugadores.
Para ese día, la presidenta del PRI Zapopan, Valeria Guzmán organizó –permitió o lo que usted quiera-, con fineza, sin destapes y sin descartes, sin cargada y sin bloqueos, con visión partidista y nada más, como debe actuar un dirigente de partido, un “Foro Informativo sobre la Reforma Energética” en el que intervinieron dos de los más sólidos aspirantes a la precandidatura de presidente municipal zapopano: el senador Jesús Casillas y el coordinador de los diputados federales de Jalisco, Abel Salgado.
El tema es lo de menos, lo importante es el lugar. Muchas cosas debieron pasar para que el presidente Héctor Robles asumiera el rol de árbitro de la contienda interna. No van solos Casillas –el súper puntero en las encuestas- y Salgado, pero la cohesión en el municipio se está trabajando.
¿Quién será el candidato en Zapopan 2015? Falta mucho tiempo pero en el PRI las cosas han cambiado mucho. Por un lado muchas decisiones ya se toman en el Centro –Zapopan puede ser- y por otro lado, se ha abierto un gran abanico para los aspirantes.
Jesús Casillas está tomando mucho, pero mucho vuelo en el Senado. Lo mismo podrían mandarlo a Guadalajara -2015 ó 2018- o aguantarlo para el 2018, que enviarlo a asegurar Zapopan. Por otro lado, Héctor Robles está consolidando –sin estridencias- un proyecto muy interesante para el priismo como partido nacional, del cual luego hablaremos, y en su equipo hay uno o dos personajes que pudieran participar si Casillas sigue elevando el vuelo y Zapopan ya le quedaran chiquita.
Abel Salgado -aunque en menor grado que Casillas- también va creciendo. El DF es una tierra de lobos y ya anda entre ellos.
Mientras, la urgencia de quitar de la diputación local a Salvador Rizo para hacerle frente a Abel Salgado cuando Aristóteles Sandoval asumió el poder, ya no existe.
El PRI va a mandar a un tiburón a Zapopan, -quien fuere el candidato- a sus distritos electorales federales y a sus distritos electorales locales. Rizo es uno menos.
En Zapopan se nota y mucho, el trabajo laborioso de su presidenta, quien empezó por remodelar la casa y ejercer la presidencia del partido a plenitud, dando la sorpresa al transitar, además, con eficacia y sin deslealtades a nadie, entre el Vielmismo y el Roblismo. Zapopan va bien, Héctor Robles va bien y Guadalajara, ¡pobre PRI Guadalajara!
Conjeturas
¿Se atreverá Peña a dialogar con la disidencia magisterial?
Álvaro Cepeda Neri
La llamaron Leningrado en honor a Lenin, el gran conductor de la gloriosa Revolución Rusa de 1917, que culminó la Revolución inglesa de 1688, la estadounidense de 1776, y la francesa de 1789, que dadas las actuales condiciones de problemas, desempleo, hambre e injusticias mundiales, pueden parir la Primera Revolución Mundial de los pobres contra las minorías de los ricos. Ahora se llama San Petesburgo y nada como ir a las páginas del libro de Robert K. Massie: Pedro el grande, de Alianza editorial, para conocer al ruso autócrata y modernizador a sangre y fuego.
Pues bien, Peña no fue integrante del grupo de los 20, que mangonea al mundo, reunidos en San Petesburgo; pero dice que le pidió a Obama investigar sobre el espionaje de que fue objeto cuando era candidato de un PRI que venció a un PAN de antemano derrotado por el doble fracaso de Fox y Calderón. Y se tuvo que regresar un día antes de la clausura, con su eterno “chip o chicharito”: Videgaray, quien ejecuta el programa del neoliberalismo económico a través del Pacto… por Peña, dictado por su profesor Pedro Aspe y diseñado por los serviles Chuchos (Zambrano y Ortega).
La disidencia magisterial en su radicalismo democrático por las calles de la ciudad de México, ha provocado el enojo creciente de Televisa y los intelectuales orgánicos Jorge Castañeda y Aguilar, porque no pueden circular con sus automóviles con chofer y dicen compadecer a los niños que no tienen clases. Pero son puros demagogos e hipócritas; ambos eran amigos de Elba Esther Gordillo, y hoy están muy ocupados y preocupados en la enseñanza pública, vitoreando a Peña y… ¡a Chuayffet! Pero con libros ya para la impresión en el Fondo de Cultura Económica, con su amigo, socio y compinche José Ramón Carreño, el salinista convicto y confeso.
Han citado a esa disidencia magisterial en pie de guerra opositora a la reforma laboral de Peña contra los maestros, a juntas donde Osorio Chong, como Salinas, “ni los ve ni los oye”. Y los maestros quieren ser escuchados y en un “toma y daca” negociar los fines políticos que Peña ha impuesto (y va por más en los próximos 120 días), como reforma educativa sin serlo, si se atiende la contrarreforma constitucional y la aprobación de sus leyes reglamentarias. Con su derecho de petición a salvo, han solicitado reunirse cara a cara con Peña y Chuayffet para discutir lo ya aprobado por el Pacto… por Peña, como simple trámite en el Congreso de la Unión.
Es dudoso que los consejeros de Peña (Televisa, en primer lugar; Aspe, Salinas y Chuayffet), apoyen un encuentro con los representantes de los maestros en pie de lucha democrática y en desacuerdo con las “bondades” de las contrarreformas aprobadas legislativamente tras el visto bueno del grupo “Mexicanos primero” que exigen la cabeza de los maestros. El peñismo es, como en la metáfora, un automóvil sin freno: va derecho y no se quita, tope con lo que tenga que topar. Es el autoritarismo de un enfermo de poder, la hibris griega de la soberbia; creyéndose un dios bajando al escenario, dictando su última palabra y dueño de la verdad.
cepedaneri@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinion es muy valorada