domingo, 17 de noviembre de 2013

EDITORIALES



Ex Libris


Lorenzo Meyer escribió un clásico de políticas


Álvaro Cepeda Neri



Estoy de regreso al libro de Lorenzo Meyer, porque hay libros que merecen y exigen estudiarlos y razonar sobre la marcha de su relectura, para adentrarse en lo que el autor-investigador crea y que puede calificarse de clásico. Para decirlo de la mano de María Moliner (Diccionario de Uso del Español): Clásico es toda creación del pensar, querer y sentir “del espíritu humano en que la razón y el equilibrio predominan sobre la pasión o la exaltación”. En Nuestra tragedia persistente. La democracia autoritaria en México, Meyer logra un análisis exacto del pasado-presente sobre las políticas públicas y sus incidencias en la vida de nuestra trágica y a veces dramática Nación; estudiando la metamorfosis de nuestra realidad con un factor común: el autoritarismo de los gobernantes que casi siempre incurren en el mal gobierno. Y aborda la cultura de los mexicanos como pueblo-sociedad; sus gobiernos, su economía y lo social: pobreza, desempleo, concentración de la riqueza, marginación indígena, dirigentes y politiquillos corruptos, instituciones desgastadas, abuso de funcionarios, servilismo pro-estadounidense, saqueo de recursos públicos… etcétera.


No son sus Revoluciones (1810,1954-57, 1910) sino los motines de sus dirigentes tras el botín, lo que inducen a zozobrar la nave estatal. Este libro es el vigía que mira tierra a la vista para alcanzarla y deshacernos del autoritarismo del timonel y quien vislumbra cómo navegar, arriando el trapo pirata de la autocracia política y económica, para izar la bandera de la democracia-republicana. Para que el pueblo-remero sea conducido para su beneficio. Meyer suelta las amarras históricas con el conocimiento a fondo de nuestra historia. Entre sus siete capítulos están: Conceptos y definiciones. La clase política. Los movimientos sociales; además de un índice analítico, una nota e índice bibliográfico. Parafraseando a Robin G. Collingwood, Meyer sabe que la “Historia es una palabra griega que quiere decir investigación”; y que el historiador tiene que recrear el pasado para buscar soluciones y (con Al Smith), “resolver los problemas de la democracia con más democracia”. Y no con más autoritarismo, como lo hace la clase dirigente del país, ahora con una alternancia amañada y cerrándole el paso a la oportunidad de centro-izquierda.


El neoliberalismo económico ha apuntalado al autoritarismo político. Por eso, Meyer nos ofrece el postulado de “asimilar las experiencias pasadas y recientes (para) volver a pugnar por el cambio político efectivo, democrático” y para la defensa constitucional de las conquistas del poder del pueblo como democracia directa y contrapeso de la democracia indirecta. En el capítulo: Autodeterminación y petróleo, hace una defensa nacionalista contra la mano visible de los neoliberales (Christian Laval y Pierre Dardot: La nueva razón de mundo: ensayo sobre la sociedad neoliberal; editorial Gedisa), que insisten en revertir la Expropiación de 1938, con la mira puesta en su privatización. Es un clásico sobre las políticas públicas del autoritarismo que persisten en querer resolver los problemas del autoritarismo con más autoritarismo.


FICHA BIBLIOGRÁFICA:


Autor: Lorenzo Meyer


Título: Nuestra tragedia persistente


Editorial: Debate. 2013.


cepedaneri@prodigy.net.mx








Igualdad de género, TIC y las organizaciones de mujeres


Cecilia Castaño*



La inclusión de las mujeres en las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y la sociedad de la información es clave para el crecimiento económico y el bienestar social.


Las mujeres, como sostenedoras de la vida cotidiana en lo social y lo económico, en lo político y en lo emocional, en la educación y los cuidados, juegan un papel esencial y se ha de contar con ellas.


Las políticas de género y TIC poseen una doble vertiente, tecnológica y social. Es por ello que el diseño de políticas ha de seguir una estrategia que combine estas dos vertientes, con predominio de la segunda.


A lo largo del curso de su vida, las mujeres se van enganchando y desenganchando de las TIC y si cuando son niñas o adolescentes nos parece que su acceso y uso son similares a los de los niños, a medida que transitan hacia la vida adulta las diferencias de tiempo y responsabilidades familiares entre uno y otro sexo, los prejuicios y estereotipos, obstaculizan su plena incorporación.


El diseño de las políticas públicas debe ajustarse a unas exigencias mínimas: se deben diseñar con objetivos claramente definidos y compartidos por todos los actores claves implicados en su financiación y ejecución.


El carácter holístico, transversal y que aborde la desigualdad de género en el ámbito de las TIC a lo largo de todo el curso vital incrementa la probabilidad de conseguir los cambios buscados.


La comprensión por parte de las beneficiarias del valor añadido de cada actuación es esencial para garantizar la sostenibilidad de los cambios. Por este motivo, es crucial que se incorporen a las actividades que las beneficiarias se encuentren realizando y se adapten a sus necesidades.


A pesar de que la implicación del gobierno y la administración pública es un elemento facilitador del desarrollo de políticas públicas, es necesario la implicación de otros actores para asegurar su sostenibilidad más allá de los “intereses” de los distintos gobiernos.


Se debe tener previsto la adaptación de la actuación a las prioridades y necesidades de los distintos subgrupos de beneficiarias (formación, orientación profesional, análisis de negocio, mentoría o creación de redes).


La mejora continua de las actuaciones requiere una reevaluación constante, así como la participación del equipo ejecutor en la definición y adaptación de los instrumentos y metodologías a utilizar.


El proceso de seguimiento constituye en sí mismo una oportunidad para el aprendizaje continuo en la recogida, análisis y discusión de información, así como para una nueva planificación. También sirve para determinar si esa actuación se puede extender al conjunto del medio social sobre el que pretende actuar.


Es necesario proporcionar tiempo suficiente para que la actuación se incorpore y tenga un impacto en las conductas, procesos y prácticas de las beneficiarias. Las medidas que dependen de la financiación pública se plantean a menudo a corto plazo y exigen resultados rápidos.


Las actuaciones son más susceptibles de tener éxito en entornos políticos en los que existe una comprensión avanzada de los aspectos políticos implicados en la desigualdad de género y las TIC, y donde exista un compromiso sostenido con las políticas al respecto.


Para alcanzar el éxito de las medidas, es imprescindible mantener la cuestión de la igualdad de género en la agenda política del país, máxime en los períodos de crisis y cambio.


A tal fin se pueden utilizar algunas herramientas, tanto de ámbito supranacional como nacional. Igualmente es clave el papel de las organizaciones de mujeres en el impulso de las políticas.


Para obtener resultados cualitativos es importante sostener estas medidas de género a largo plazo, aunque los actores políticos exijan resultados a corto plazo.


No se puede olvidar que las políticas de igualdad de género son muy vulnerables, tanto a cambios en las prioridades políticas y en los presupuestos como a los cambios de gobierno. Para garantizar la continuidad de estas políticas es todavía necesario combinar los argumentos basados en la eficiencia con los basados en la equidad.


EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES DE MUJERES


En América Latina y el Caribe, las organizaciones de mujeres han jugado un papel clave en la aplicación de las políticas de género y ciencia, y particularmente en relación con las TIC, presentando numerosos proyectos de intervención.


Pero siempre existe un riesgo real de desaparición o evaporación de estas políticas de género como resultado del impacto de los cambios políticos y económicos sobre los presupuestos públicos.


Ante esta situación, las organizaciones de mujeres han de redoblar sus esfuerzos por incidir tanto en los líderes políticos, como al personal permanente de los ámbitos público y empresarial.


Igualmente han de fundamentar su acción en la defensa de los derechos de las mujeres, a la vez que hacer evidentes los beneficios de la incorporación de las mujeres a los estudios, carreras y empleos de las TIC.


Para defender la sostenibilidad de las políticas es importante capitalizar el conocimiento y la experiencia generados previamente en el diseño, ejecución y evaluación de políticas e intervenciones y volcarlo en publicaciones para trasmitirlo de manera rigurosa y sistemática.


En esta tarea es fundamental fortalecer la colaboración de científicos e investigadores que trabajen desde la perspectiva de igualdad de género.


Para hacer frente a tales retos, las organizaciones de mujeres necesitan fortalecer sus herramientas de trabajo interno, incorporando:


–Un planteamiento estratégico que permita dar continuidad a sus objetivos a largo plazo, enlazando la realización de proyectos de corto alcance temporal con el mantenimiento de unas líneas de actuación a largo plazo.


–Capacidad de anticipación a los cambios del entorno político y económico para incorporar –y mantener– sus propuestas propias a los distintos planteamientos de políticas e intervenciones públicas de género concretas en cada etapa.


–Mejora continua de la estructura y funcionamiento interno de las organizaciones, con evaluaciones externas que permitan valorar las respuestas de las usuarias ante las acciones concretas y los cambios estructurales y culturales alcanzados a largo plazo. *Cecilia Castaño es catedrática de Economía y directora del Observatorio de Igualdad de la UCM.


**Texto retomado de la agencia de noticias AmecoPress.






Monedero


Proveedoras y cuidadoras: nuevo perfil femenino


Carmen R. Ponce Meléndez*



En más de la cuarta parte de los hogares de México la mujer es la principal proveedora (28.2 por ciento), son 28.9 millones de mujeres con una edad promedio de 48.8 años y están revolucionando los roles tradicionales de la familia y de la sociedad mexicana.


Con relación a los hombres como proveedores, tienen mayor nivel de educación en media superior y superior, dato que es fundamental para la determinación del monto y tipo de consumo en los hogares.


El número de proveedoras que son viudas, divorciadas o separadas supera considerablemente al masculino, 19.0 frente a 4.0 por ciento masculino; también presentan una mayor disponibilidad de internet, pero tienen una carencia muy grave: la cuarta parte de estas mujeres están sin acceso a servicios de salud (ver gráfica).


El tamaño del hogar es de 3.4 personas en las proveedoras y 4.0 para el proveedor, mientras que los ocupantes por vivienda es menor en la jefatura femenina (3.5 personas).


Son resultados de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (Engasto), correspondientes a 2012. Su objetivo es obtener estimaciones del gasto de consumo en los hogares mexicanos y el gasto medio por hogar y por persona; entre otras cosas se trata de conocer cuáles son los rubros más afectados por la inflación.


¿CUÁNTO GASTAN LOS HOGARES Y EN QUÉ?


El gasto de consumo anual promedio por hogar fue de 146 mil 682 pesos; pero hay una enorme diferencia entre los hogares urbanos y rurales. Los primeros tuvieron un consumo 92.7 por ciento superior al de los hogares rurales.


Este escalón de desigualdad obedece a la gran diferencia de ingresos que existe entre la vida rural y la urbana, y se traduce en los componentes del consumo. Por su parte los hogares donde el proveedor principal es femenino registra un gasto promedio inferior a la media nacional con 137 mil 379 pesos.


Las tres divisiones a las que los hogares mexicanos destinaron un mayor gasto durante 2012 fueron, en orden descendente: alimentos y bebidas no alcohólicas preparadas y consumidas generalmente dentro del hogar; vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles; así como transporte, todos gastos de supervivencia.


En conjunto, estas tres divisiones significaron 65.4 por ciento del gasto de consumo anual promedio de los hogares en las zonas rurales y el 57.5 por ciento en las urbanas.


Al analizar esta información por entidad se aprecia una desigualdad regional muy significativa. El mayor gasto se registró en cuatro entidades: DF, Baja California, Coahuila y Nuevo León; en tanto que las de menor gasto se ubican en Chiapas, Guerrero, Zacatecas, Hidalgo y Tlaxcala.


Una persona residente en Chiapas tuvo un gasto de consumo que representó la tercera parte del de una persona residente en el Distrito Federal.


En el mismo tenor están las brechas de consumo promedio según ocupación del proveedor principal del hogar. Los funcionarios, directores y jefes o jefas reportan un consumo de 389 mil 287 pesos anuales, 4.4 veces más que los 87 mil 622 pesos del consumo de las y los trabajadores en actividades elementales y de apoyo. A mayor calificación laboral mayor consumo, una sociedad de clases.


Hay que hacer hincapié en que más de la cuarta parte de los hogares (37.6 por ciento) cuentan con dos adultos trabajando y con niñas y niños, muy probablemente esos dos adultos son hombre y mujer. La gran mayoría de los jefes o jefas de hogar (83.6 por ciento) están en edad de trabajar.


DIFERENCIAS EN EL TIPO DE CONSUMO


El gasto de consumo promedio de los hogares se incrementa conforme se eleva el nivel de instrucción escolar del proveedor principal del hogar, es el caso de las mujeres proveedoras.


Los hogares cuyo proveedor o proveedora principal tiene escolaridad media o media superior, gastaron 3.2 veces más, en promedio, que los hogares con proveedor con primaria incompleta.


Pero estas diferencias crecen sustancialmente cuando se revisa el tipo de gasto en cada uno de estos hogares. En educación (13.3 veces más); recreación y cultura (6.9 veces más), y restaurantes y hoteles (4.7 veces más), así como el doble del gasto en alimentos como leche y bistec de res.


Estas diferencias en el consumo se traducen en calidad de vida y pobreza intergeneracional, tal es el caso del rubro de educación, que tiene la brecha más amplia.


De hecho los hogares donde el proveedor o proveedora tiene el nivel educativo más bajo –y por lo tanto los ingresos más bajos–, destinan el 37.3 por ciento de su consumo a lo básico: alimentos; mientras que los del nivel educativo medio superior y superior sólo el 18.9 por ciento. Es obvio, los más pobres son los que resienten en mayor medida el incremento en los precios de los alimentos.


En el DF los hogares presentaron la menor proporción de gasto en alimentos y bebidas no alcohólicas con 20.8 por ciento; en contraparte, los hogares de Chiapas (los más pobres del país), fueron los que mayor gasto destinaron a alimentos con 38.4 por ciento.


Proveedoras del hogar y cuidadoras es el nuevo perfil de las mujeres.


*Economista especializada en temas de género.


twitter: @ramonaponce









Veneno Puro


Rafael Loret de Mola



*Olvidos Históricos


*Acusado: ¡calderón!


*Fundación Ortega




En 2000, al triunfo de la derecha y de Vicente Fox quien jamás reconoció a la estructura panista como plataforma para alcanzar la presidencia –esto es convencido de su propia y única capacidad de aglutinamiento-, dos elementos sustantivos impulsaban hacia la consolidación del cambio: la necesidad de una reforma política tendiente asegurar la voluntad de la mayoría –cuando menos la mitad más uno de los electores- sobre los usos facciones de tres minorías en condiciones paralelas; y la urgencia de una revisión histórica, no tendenciosa –es decir sin sellos y candados establecidos desde la administración federal-, destinada a depurar aquellos episodios turbios jamás esclarecidos: los crímenes contra los caudillos, considerando la traición a Zapata, los asesinatos de Carranza, Villa y Obregón, y las matanzas de Hutzilac y Topilejo que entorpecieron el andar democrático y sirvieron para sendos ensayos hacia una nueva forma de autoritarismo: del caudillaje al presidencialismo pasando por el “maximato”.


No es congruente, de modo alguno, que los restos de víctimas y victimarios reposen bajo los mismos pilares del Monumento a la Revolución, tomado por los maestros disidentes sin detenerse a que están cercando los nichos de los próceres de “la bola” y de quienes la convirtieron en institucional, esto es Calles y Cárdenas quienes, al fin, debieron separarse con el exilio del primero y la consolidación del segundo cuya única herencia negativa fue, precisamente, el autoritarismo presidencial aunque sustituyera los paredones de fusilamiento con el destierro de quienes pretendían seguir mandando detrás de bambalinas, encabezados por Plutarco Elías Calles y su ejecutor principal, Luis N. Morones, fundador de la CROM, antecedente de la CTM, el posterior cacicazgo obrero. La misma moneda –igual que el PNR que se convirtiera en PRD, primero, y en el PRI después-, con diferentes denominaciones.


No parece existir duda razonable acerca de que Don Venustiano, en su afán de asegurar la paz territorial necesaria para darle cauce a la Constitución de 1917 –misma que confirmaba el éxito revolucionario con la legislación más avanzada de aquella época en materia de justicia social, en pro de obreros y campesinos sobre todo-, no vio con malos ojos, sino al contrario, la celada en la que perdió la vida, en la Hacienda Chinimeca, el caudillo Zapata, presto a recobrar fuerza para lanzarse contra el gobierno constitucionalista. Acaso de no haberse cruzado en su camino el deplorable general Jesús Guajardo Martínez, coagúlense como lo fueron Madero y Carranza, quien cumplió órdenes del general Pablo González Garza animado por Don Venustiano, Zapata podría haber encabezado una suerte de contrarrevolución si bien justificada por la ausencia de medidas concretas sobre la tenencia de la tierra, ofrecidas por los jefes de la Revolución pero no cumplidas al corto plazo... ni al largo.


En línea semejante, el tal Guajardo, traición por antonomasia en la línea del “chacal” Victoriano Huerta, fue igualmente uno de los más enconados perseguidores de Carranza, a quien conoció desde que éste fungió como gobernador de Coahuila y bajo el mando de Obregón quien, quiérase o no, movido por el injusto trato recibido por Don Venustiano quien ungió candidato presidencial a un sujeto sin carisma y de poca monta política, Ignacio Bonillas Fraijo, sonorense –lo que confirma el mal fario de quienes nacieron en este suelo-, negándole méritos a Don Álvaro quien esperó y tuvo tiempo de cazar al llamado Varón de Cuatrociénegas, el verdadero consumador de la Revolución. Este crimen abominable cerró el episodio luminoso en el cual se cerró el ciclo de la dictadura y la posterior traición del “Chacal” Huerta, y abrió fuego para lucha fratricida más sangrienta de nuestra historia.


Durante los capítulos con saldos ominosos de la Revolución, se tiene la certeza sobre unas 300 mil víctimas aunque suele apuntarse que la merma fue de un millón; sí, la cifra segunda es correcta si se considera que medio millón sufrió y murió a consecuencia de la pandemia de “influenza española” –saldos muy lejanos a la llamada “porcina” que nos estigmatizó en 2008- y otros doscientos mil cayeron por sus rudos intentos de exiliarse en los Estados Unidos, en una suerte de éxodo brutal jamás contado pero muy costoso para los mexicanos.


Es interesante hacer ver que la segunda conflagración sangrienta surgió, desde 1925 –y sus últimas resistencias se extendieron hasta tres lustros después-, con la Guerra de los Cristeros, concentrada principalmente en El Bajío, específicamente en Jalisco, Guanajuato, Querétaro y una parte de Michoacán y Durango. Durante este conflicto, alentado pero no reconocido por el alto clero –si bien El Vaticano le bendecía sin justificarlo-, cayeron 250 mil mexicanos de sendos frentes fanatizados: los exaltados miembros del catolicismo, quienes jamás entendieron el doble juego ambicioso de sus jerarcas por anular las Leyes de Reforma y recuperar sus riquezas terrenales-, y los jacobinos, también radicales y fanáticos, incapaces de dialogar para encontrar ritas paralelas de entendimiento entre quienes defendían el alma espiritual de nuestra nación y cuantos exigían el dominio político de la conciencia. Dos posturas irreconciliables que comenzaron a disuadirse hasta el cardenismo cuando Lázaro Cárdenas cortó las alas belicistas e intransigentes a su amigo, el tabasqueño Tomás Garrido Canabal, jefe de las “camisas rojas”, de corte fascista, y quien se jactaba de ser “enemigo personal de Dios” –sin percatarse de que con ello reconocía la existencia del Creador-, y la de los Obispos quienes pudieron entablar un diálogo definitorio con mutuo respeto.


Con Cárdenas, sin duda, terminó el ciclo de la violencia entre caudillos, para dar lugar a un presidencialismo que fue creciendo con el tiempo hasta convertirse, como lo bautizó el maestro Ignacio Burgoa Orihuela, en el “mal más ponzoñoso” de nuestro sistema político. Y, precisamente, gracias a la fuerza popular atesorada por su defensa de obreros y campesinos, legado de las banderas sociales revolucionarias, tuvo respaldo y arrestos para enfrentarse a las insolentes compañías petroleras que nos saqueaban bajo las banderas de Inglaterra, Estados Unidos y Holanda. Sin que le temblara la mano, el general excepcional enfrentó los desafíos de los explotadores foráneos –quienes privilegiaban a los técnicos compatriotas y despreciaban a los obreros de nuestro país en grado superlativo-, y nos llevó a la expropiación petrolera, hace setenta y cinco años, gracias a la cual nuestra soberanía, política e incluso económica, han estado a salvo pese a los endeudamientos tendenciosos que ahora nos asfixian.


MIRADOR


El maestro Ignacio Burgoa, insistió, hasta su muerte el 6 de noviembre de 2005, en la nulidad de origen de la deuda externa mexicana, e incluso presentó denuncia penal contra José López Portillo tras el mayor saqueo de divisas de la historia reciente del país; pese a su prestigio y conocimientos jurídicos, el gran ciudadano no pudo pasar de la línea presidencialistas bajo el flagelo de una impunidad que, por desgracia, se mantiene hasta nuestros días. El caso de calderón es el más evidente incluso después de haber sido señalado como quien solapó, en extremo, a las mafias del narcotráfico mientras simulaba perseguirlas; y tal fue público por la filtración de algunos documentos del Departamento de Estado de la Unión Americana filtrados por una organización no gubernamental que logró publicitarlos. Pese a ello, el ex mandatario del segundo periodo panista, permanece en Harvard convertido en refugio de políticos usados por los Estados Unidos. ¿Le convenía, entonces, al gobierno de Washington asegurar el periodo calderonista para avanzar en sus intenciones de convertir a México en un “estado fallido”? De ser así, calderón jamás podrá quitarse –como otros elementos de nuestra historia- el estigma de la traición contra la patria.


Por todo lo anterior, es indispensable, de una vez por todas, que el régimen actual, aun cuando el presidente Peña Nieto comience a dar síntomas de vulnerabilidad y debilidad evidentes, retomé la propuesta de revisar la historia y no alentar como héroes... a quienes fueron lo contrario y debieran sumarse al póker de las perversidades: Iturbide, Santa Anna, Don Porfirio y Victoriano Huerta. Más allá de conquistas militares pasajeras, y de bravura personal en dos de los casos, los resultados del paso de cada uno de estos por el poder fue funesto y fatal, con mucha sangre derramada. Cabría agregar al enajenado barbado de Miramar pero éste era extranjero, austriaco, y sólo fue posible su presencia en México por la traición de los viejos conservadores quienes jamás asimilaron que un “indio”, el más grande de los mexicanos, Juárez, nos gobernara.


LA ANÉCDOTA


Y la historia sigue. En la fundación Ortega y Gasset, de Madrid, con financiamientos desde México sobre todo realizados por la familia Echeverría –en concreto Rodolfo, sobrino del ex mandatario, es quien tiene una influencia superlativa en la misma-, no han sido pocos los funcionarios mexicanos que han desfilado por ella contando con este escenario con muy pobre repercusión. Ahora, tocó el turno al deplorable secretario de Educación y ex secretario de Gobernación bajo el zedillismo, Emilio Chuaffet Chemor, quien fue acusado públicamente como uno de los responsables de la matanza de Acteal, Chiapas, en donde perecieron cuarenta y cinco tzotziles quienes oraban en un “templo” bajo techo de palma, incluyendo mujeres y niños, el 22 de diciembre de 1997.


La vergüenza del enviado de Peña Nieto a justificar la reforma educativa fue absoluta. El político quedó demudado porque creía que el escenario y el público estaban bajo control; y no fue así. Pero se olvida que, desde septiembre del mismo año, el Congreso era, por primera vez, mayoritariamente contrario al priísmo hegemónico, habiendo además conquistado la ciudad de México a través del perredista Cuauhtémoc Cárdenas. Y los legisladores callaron lastimosamente. Tal no debe olvidarse porque la responsabilidad a todos toca, no sólo al Ejecutivo surgido como sucedáneo de la barbarie en 1994. Ni siquiera para eso pudieron coincidir los opositores sectarios; lo suyo, ya sabemos, son las alianzas turbias. Nada más.


La historia siempre nos alcanza. Y México, además, es una nación cuyas controversias mayores se han resuelto con la fuerza de los fusiles, los que dan el poder auténtico en la teoría del premier chino de Mao, Chou-En-Lai. No coincido y quisiera que no fuera así; pero ahora mismo ya sumamos 125 mil muertes por la “guerra del narcotráfico” contando el periodo de Calderón y el primer año de Peña Nieto, exactamente la mitad de las bajas por la Cristiada en la década de los veinte y treinta de la centuria pasada. ¿Tiene esto alguna justificación? No, en el terreno político... mucho menos en el moral.


web: www.rafael-loretdemola.mx


email: loretdemola.rafael@yahoo.com


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