UN MOMENTO POR FAVOR
José de Jesús Juárez Martín
Semana Santa
Recordar es vivir fue una expresión que escuché por mucho tiempo de los mayores cuando fui niño, joven; sólo es parte de la emoción que se experimentó y que aún hace vibrar de alegría, a quienes recuerdan aquellos sucesos, momentos o personas cuando sentían que la vida les pertenecía, y sin dificultades estaban aferrados a ella.
Bienvenidos recuerdos nostálgicos, son vitamina pura para la motivación existencial porque la vida con todos sus encantos, sorpresas y manifestaciones novedosas, hay momentos que nos parece ilógica en su ideología y costumbres dominantes.
Hace mucho tiempo, 60, 50 o 40 años. (Los jóvenes y adultos actuales harán la onomatopeya de incredulidad, de sorpresa o más bien de ironía ¡Uuuuuuuuuuh! ¿Cuántos? ¡Tantos?) Esperábamos los niños, adolescentes la Semana Santa como un tiempo diferente que tenía un encanto especial de unidad familiar siguiendo con ternura y devoción el ritual romano de la pasión muerte y resurrección de Jesucristo que aceptó ante el Padre ser nuestro Salvador.
La semana mayor era tan esperada como la navidad, aunque nos adoctrinaban que la Pascua era la fiesta más importante de la Iglesia católica en especial el Domingo de la Resurrección; pero creo… me gustaba más la Navidad.
Era la Semana Santa de celebración rigurosa y colectiva, desde el miércoles en las poblaciones pequeñas o rurales daban señales de respeto, tristeza y preparación para conmemorar la muerte de Jesús Cristo. Los de a caballo, tenían el cuidado de entrar a las poblaciones a pie y guiando su cabalgadura de la rienda. No se había instaurado la costumbre de buscar destinos de playa y se aprovechaba para visitar a los familiares. Se vivía el jueves y el viernes casi en el silencio total, no se cantaba, ni chiflaba, los gritos y hablar con voz elevada de tono se auto regulaban, o los mayores lo exigían, los radios que en las ciudades existían y los de los pueblos y ranchos, sólo trasmitían música sacra o clásica sin más interrupciones de la radiodifusora que el de cambiar los discos negros de 78 revoluciones, luego los long play o los sencillos; muchas de las poblaciones fuera de las ciudades no contaban con luz eléctrica permanente, sólo unas horas por la noche; las campanas sonoras hacían silencio total y retumbaban los sonidos roncos de las matracas que puntualmente llamaban a los actos litúrgicos para vivir los días de la pasión. Los plenilunios, con intensidad los disfrutábamos, con las débiles luces mortecinas de aparatos de mecha y la cortina de la noche contrastaban con la luz plateada después del derroche de buen gusto los adornos y profusa iluminación de los altares, monumentos artísticos para alabanza en la exposición del Santísimo en el día de la institución de la eucaristía, el Jueves Santo
Las mejores macetas de la población, los mejores trinos de las aves caseras formaban parte de la: HISTORIA DE AMOR
La humanidad escribe todas las historias de amor posibles e imaginarias y cada amor que se realiza es diferente cuando se actualiza y personifica, las hay dulces y retorcidas, fresas y empalagosas, grandiosas y rositas, pero la siguiente es sublime, y única; única y sublime historia de amor
Los acontecimientos históricos de la Semana Santa, sus conmemoraciones cada vez que se realizan tienen como fondo, la motivación del amor de un Dios y una parte de la humanidad que corresponde desde su mortal situación: El pueblo de Dios.
SALUDO
“Sólo tú, Altísimo Jesucristo”
El domingo 28 de abril 2010, llamado de Ramos, asistimos a la misa en San Isidro Labrador a las nueve horas y la celebración eucarística se inició con mini peregrinación de palmas del costado del templo al interior. “Que viva mi Cristo, que viva mi rey. Que impere doquiera triunfante su ley”, conmemorábamos la entrada de Jesús Cristo a Jerusalén, donde realizaría con sus discípulos la cena de la pascua judía, recordando la liberación por Moisés de los egipcios y el “paso del Señor”.
Cristo fue un judío respetuoso de la ley, no vino a abolir la ley, lo manifestó él, vino a perfeccionarla por eso el cumplimiento a la ley mosaica y la cena pascual del jueves.
El jueves al anochecer, Cristo después de lavar los pies a sus apóstoles realizó la bendición del pan y el vino y los discípulos comieron y bebieron como lo pidió el Señor, para dejar para el nuevo testamento cuerpo y sangre en la apariencia de pan y vinoy ordenó con autoridad moral “Hagan esto en
Es tiempo de amor,
tiempo del clamor.
¡por ser días de la redención¡
Días de historia blanca y pura
de Cristo: su sacrificio
penas y de silicio.
¡Que desata la atadura!
Jesucristo con su muerte
nos alcanzó redención.
¡Llegó al fin la salvación
de la misión del Dios Fuerte!
Este es el tiempo de lutos
es el tiempo de amor
tiempo del Redentor
de cara y pecho enjutos.
Silencio en la hora suprema,
silencio contemplativo,
pena y el dolor votivo
de amor por la vida eterna
Con Cristo resucitado
la vida sobre la muerte
triunfa ahora y para siempre
porque nos ha salvado
Este es tiempo de perdón,
es tiempo de amor,
tiempo del clamor
¡Por ser el día de la redención!
Viernes Santo, día de luto.
Esperamos, Señor, tu resurrección,
y antes de tu gloriosa ascensión
muéstranos las heridas.
de tu exangüe cuerpo…
escenografía donde el verde pasto fino y nuevo se colocaba entre cascadas en los altares entre las macetas y flores. Correspondían estas cascadas de luz y frescura al atardecer del jueves hasta las 10 de la noche, mientras los devotos fieles visitaban los siete templos, y en cada uno de ellos se daba gracias a Dios Padre y a Cristo crucificado por la Eucaristía, redención.
Desde luego que cada uno de nosotros contaba con su vigoroso mundo, inserto y respetuoso en las costumbres de la comunidad.
Horas antes, entre 4 y 5 de la tarde, se realizaba el lavatorio de los pies, doce elegidos donde la máxima autoridad religiosa, lebrillo, jarra, jabón y toalla en mano realizaba en conmemoración lo que Cristo hizo antes de la última cena en Jerusalén al anochecer la tarde anterior a su muerte. En ciertos lugares eran 12 niños representando a los apóstoles que incrédulos aceptaron que Jesús les lavara sus pies, sólo Pedro protestó, aunque al final pidió que lo bañara el Maestro.
Sentir el beso del sacerdote en los pies limpios las veces que fui recibido como apóstol, y/o que imaginé, me despertaba una incomprensible emoción porque sentía al Cristo histórico estar frente a mí.
Asistir los viernes de cuaresma y los Días Santos al viacrucis en el templo, no fue de mis devociones, aunque sí asistí algunas veces entre cantos de perdón, reconocimiento de pecados, padres nuestro y meditación guiada por las oraciones de cada una de las 14 estaciones, la hora más común de esta práctica religiosa era las 11 de la mañana.
En los últimos 16 años, los he vivido desde la representación de viacrucis viviente como apoyo al trabajo solidario y voluntario, que agradezco de mi esposa Ruth Leticia.
Mucho antes, tuve el gusto de participar, en especial con mi hermano Salvador, organizar, protagonizar en la A. C. J. M. viacrucis con el texto de Fray Asinello, Premio Jalisco de 1960: Romancero de la Vía Dolorosa. Obra fina, poemario místico del Padre Benjamín Sánchez, escrito durante sus años de seminarista teólogo.
El Viernes Santo amanecía, los altares nuevamente cubiertos de cortinas moradas; las imágenes de María, las mujeres piadosas y Cristo cargando su cruz; eran la escenografía para el viacrucis y las Siete Palabras del agónico Jesús que entregaba su alma a su Padre.
Después de la tarde donde se meditaba la muerte de Jesús y se besaba la cruz, el altar quedaba en la penumbra y sólo las imágenes de María con Cristo en sus brazos y la cruz sola con la sábana limpia eran indispensables para el rosario de pésame. La elocuencia de la predicación, la débil, mortecina luz de velas, los signos de luto eranpropicia para el llanto colectivo que se trasmitía durante el acto. Los solemnes vestidos negros volvían a cubrir a las mujeres que el jueves lucían radiantes con sus encantos propios y la formalidad en el vestido nuevo y discreto pero no de luto, más bien de júbilo moderado durante el recorrido de los templos el jueves anterior.
El famoso sábado de gloria, tan deseado, era una explosión colectiva de alegría que iniciaba con el repique con todas las campañas disponibles del templo cercano a nuestro domicilio, era el momento de la gloria de la misa, se disponía la caída del velo morado del altar mayor para (6)
era candidato al baño, aunque ni lo necesitara ni lo pidiese. También fueron tiempos anteriores al Concilio Vaticano II, antes de 1960, que modificó la Liturgia y actualmente esperamos celebrar la resurrección del Señor en las primeras horas del domingo, de acuerdo a los evangelios.
La semana Santa se dedicaba para visitar a las familias y volver al terruño de origen, porque las vacaciones no habían tomado naturalización entre el pueblo, son un beneficio laboral que recientemente se ha generalizado, tal vez 50 años, que en la historia, apenas es un suspiro, pero para los chavos es, desde la prehistoria. Poco a poco los balnearios, las playas, los destinos de montaña, lugares del interior del país y la capital, las ciudades coloniales y modernas. Todos los prestadores de servicios turísticos esperan a los turistas para reactivar la economía particular, aunque difícil será que los dineros alcancen para la semana de pascua.
Tal vez la conmemoración religiosa, no ha cambiado mucho, pero en las costumbres sociales, desapareció el ayuno, los menos lo cumplen, la auto mortificación, se valora como sadismo, no es esta la Semana Santa de recogimiento, por el contrario, son días de mayor consumo de bebidas alcohólicas, accidentes, desórdenes, abusos, violencia e inseguridad. Todo porque ahora somos cristianos de estadística alejados de preceptos y de recomendaciones de nuestra debilitada fe en crisis por la falta de práctica, según la opinión de muchos sacerdotes. Los escolares, el magisterio nacional, la burocracia iniciamos desde el viernes 18 las vacaciones, ojalá sean de tranquilidad familiar y estén exentas de sobresaltos y sean lo que llamamos y deseo para todos: ¡Felices vacaciones de Pascua!
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