lunes, 28 de abril de 2014

COLUMNA NACIONAL



Conjeturas 

 


El cascarrabias de Radio-Red (y, además, neurótico de atar)


Álvaro Cepeda Neri


I.- Hay locutores, periodistas y comunicadores en radio, televisión y medios escritos, que les fascina externar sus prejuicios personales para juzgar y sentenciar a sus audiencias y despotricar contra los hechos que reporta la información. Manifiestan sus odios ideológicos (entre estos los religiosos) y llegan a predicar sus creencias muy personales para agredir, con tal intolerancia que pasan por encima de la pluralidad y, como abusan de su medio de comunicación, contrarreplican teniendo la última palabra inquisidora. Es el caso clínico de Jesús Martín Mendoza, locutor “estrella” de una de las muchas estaciones del casi monopolio de Radio-Centro (cada vez menos de la familia Aguirre, uno de los cuales en el poder absoluto, está a punto de concursar para tener uno de los dos canales abiertos de televisión que ha puesto a la venta el peñismo). Es un cascarrabias, que el diccionario advierte como: persona que se encoleriza por poco motivo; además de berrinchudo, corajudo, rabietas, etc. Se pone frente al micrófono, mañana, tarde y noche (salvo cuando –gracias a Dios– se enferma del hígado o la garganta). Me cuentan los radioescuchas, que muchos de ellos a sabiendas de su modo tan violento de reaccionar, intencionalmente le mandan mensajes para ver qué responde. Y éste se traga todo el anzuelo sin carnada y empieza a despotricar contra tirios y troyanos.

II.- No es la primera vez que visitadores de mi página me remiten la sarta de tonterías e insultos que el tal Martín Mendoza, haciendo uso personal y privado de un medio público, receta a los radioescuchas. Suelta rayos y relámpagos hasta porque “voló la mosca”. Casi todo le parece censurable. Nada le gusta, salvo que provoque su ira radiofónica. Así, soltó su perorata con motivo del último sismo que sentimos, acerca de que como nadie estaba de acuerdo con la cifra oficial “entonces fue de 8 grados”. No respeta las opiniones diferentes y menos que le contradigan. Luego se puso a discutir con los creyentes, que si Cristo resucitó al tercer día, entonces porqué se echaban agua el sábado, como dando a entender que lo hicieran el Domingo de Pascua, en lugar de recomendar que en ningún día se desperdicie tan escaso líquido.

III.- Total que el neurótico de atar de Radio-Red, utiliza la estación para dar rienda suelta a sus arranques coléricos y, de paso, mete su cuchara copeteada de bilis en la información del noticiero, lo que molesta a la audiencia ya que si le replican, más a propósito grita una sarta de idioteces y como en el micrófono tiene la última palabra, como mula terca mantiene sus exabruptos que mezcla con la información, haciendo sus programas tan enfadosos que los radioescuchas optan por cambiar de estación, como el mismo Mendoza les reta. Por eso ha perdido audiencia, que recobra cuando están otros locutores que no incurren en el síndrome de Martín Mendoza. Éste sí abusa de la libertad de expresión, misma que impide a quienes se comunican al programa para externar alguna opinión, pues termina por censurarlos y decirles que están equivocados y sólo él tiene la sinrazón.

cepedaneri@prodigy.net.mx







Desafío





*Autonomía Alimentaria


*Jerarquías Militares


*Político sin Dinero...


Rafael Loret de Mola

Al poco tiempo de ser trasladado de la secretaría de Turismo, de escaso nivel para él, a la de Agricultura y Recursos Hidráulicos, el célebre profesor de Santiago Tianquistenco, Carlos Hank González, anunció, eufórico por demás, el fin de la dependencia alimentaria de México por la sencilla razón de que se había alcanzado la autosuficiencia en la producción de granos básicos, el frijol y el maíz naturalmente, indispensables como nutrientes “sabios” para millones de mexicanos. La noticia, de haber sido totalmente cierta –fue, como siempre, una verdad a medias-, habría significado la inutilidad de emigración hacia el sur de los Estados Unidos de miles de nuestros campesinos cada año en abono de la soberanía nacional; al no haber sido efectiva la proclama demagógica, las ataduras aumentaron al grado de que nuestro superior gobierno perdió la rectoría social del país como también había soltado la económica, años atrás, y soltaría la política en el 2000.

Desde luego, el aviso fue demasiado tempranero y bajo el supuesto de que se aceleraría la producción agrícola a partir de la “abundancia” encausada hacia el primer superávit de las finanzas gubernamentales en décadas, obviamente por dos razones singulares: la venta alocada de paraestatales –con ofertas lacerantes para el erario y en beneficio de socios y cómplices del gobierno salinista-, y el alza en los precios del petróleo, sobre todo después de 1991, esto es al decidirse la primera la operación bélica estadounidense en Irak, “Tormenta en el Desierto”, misma que llamó el hoy extinto Saddam Husein “la madre de todas las guerras” y que terminó sin armisticio alguno a pesar de la severidad de los bombardeos sobre Bagdad.

Claro, en ese contexto, mediando el dolor de millones de seres y con la ocupación estadounidense a Kuwait, en donde se encuentran los principales yacimientos de oro negro en Medio Oriente, los ingresos gubernamentales crecieron tanto que permitieron un cabildeo exitoso a favor del grupo en el poder al grado de “jugar” con el futuro de la Presidencia sin detenerse en la barbarie. Ya llegaría Lomas Taurinas y el ingreso del sucedáneo ernesto zedillo al amoral palenque montado. Fue, entonces, cuando comenzó a volverse sobre la ruta de las estadísticas de papel, jubilándose el término “producción” del léxico oficial, para dar cauce a la especulación en todos los renglones financieros de la vida nacional. Para ello, claro, se prestó el señor zedillo quien comenzó a fraguar la reforma energética que, hasta ahora, ha sido promulgada porque ninguno de los predecesores del presidente peña nieto se atrevió a tanto... ni bajo el criterio de la ultra derecha. Algunos llaman a esta postura “valiente”; este columnista le concede, cuando más, el calificativo de irresponsable.

El hecho es que volvimos a ir hacia atrás a causa del abandono del medio rural y la miseria infamante causada por la carestía de los insumos y la voracidad de los compradores con el aval oficial para fijar precios finales con escasos márgenes de ganancia. El alegato es muy simple: sólo así puede competirse con los gigantes de Norteamérica para evitar desplazamientos en nuestro mercado, como se han dado, bajo el Tratado de Libre Comercio que, sencillamente, ahondó las asimetrías económicas y las distancias sociales con una ingerencia plena de la Casa Blanca y la advertencia como espada apuntando a la yugular: de no acceder a las condiciones impuestas por los estadounidenses, sobre todo, se impediría el desfogue migratorio y tendríamos, para colmo, una carga explosiva mayor al tener que crear empleos para dos millones de mexicanos, cuando menos, acostumbrados a cruzar la frontera norte y a sostener a sus familias con las remesas, convertidas ya en la principal fuente de ingresos para México.

Los negocios, para algunos, son redondos. Por ejemplo, uno de los grandes beneficiarios de la aristocracia mexicana es Ricardo Salinas Pliego, entre los zares de la televisión privada y cuarto en la lista de los mayores millonarios de México, con una fortuna calculada de ocho mil trescientos millones de dólares –muy superior a la del mayor accionista de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, a quien se acredita una disponibilidad de dos mil seiscientos millones de dólares. Nada mal, claro. Sendos personajes han hecho crecer sus capitales, de manera ostensible, durante el lapso del retorno del PRI a la Primera Magistratura.

Salinas Pliego, en buena medida, alcanzó cifras excepcionales en sus haberes gracias... a las remesas de quienes deben jugarse la vida, enfrentando a la Border Patrol y a los llamados “minuteman”, civiles armados para cazar “indocumentados” con licencia para matar, para después sufrir humillaciones sin cuento ni cuenta mientras reciben por sus esfuerzos la mitad de lo que se paga, por trabajos similares, a los agricultores de nacionalidad estadounidense. De esto, claro, se habla poco, casi nada, en un espectro dominado por cuanto se relaciona a la inseguridad nacional. Pero este fenómeno migratorio es, acaso, el polvorín más caliente si nos concretamos a considerar sus posibles consecuencias.

Digamos que, de manera unilateral, la barda de la ignominia –a la que me acerqué hace unas semanas para observar a los “tiradores” del otro lado-, se convierte en un valladar inexpugnable y se cierra, por completo y sin concesiones, a los campesinos que vienen del sur, no sólo mexicanos. Esto acarrearía la imposibilidad de asimilar la mano de obra de millones de compatriotas para asegurarles un sitio dentro de nuestros mercados; y, además, al carecer de oportunidades –el gobierno crea un promedio de 400 mil empleos al año nada más-, se volverían un elemento explosivo contra la estabilidad social y política del país, uno más pero de dimensiones enormes por los distintos contextos en los que se harían fuertes. Más carnes de cañón para los sicarios y los subversivos; y otros millones de desempleados en las calles demandando justicia para paliar el hambre. El escenario, a simple vista, es dantesco y nos recuerda a los peores escenarios del siglo anterior en África y Asia, también en algunas regiones de Europa que sólo lograron mantener sus precarias condiciones internas dejando salir a millones de personas que migran hacia el occidente.

¿Es esto lo que observan, igualmente, en la perspectiva oficial a veces tan tuerta? Creemos pensar que no, que sólo es uno de los “descuidos” generados en la ignorancia pues si se tratase de un plan premeditado entonces estaríamos ante una de las grandes traiciones de la historia de México, tan grave o más incluso que la reforma energética cuya puesta en marcha inminente es vista como una afrenta por buena parte de los mexicanos. ¿Quieren con estas actitudes, los hombres del poder, ganar un sitio en la crónica nacional? De hacerlo, si siguen por este camino, acabarán compartiendo las brutales sentencias contra los apátridas, como los engendros del enajenado barbado de Miramar, Victoriano Huerta y Antonio López de Santa Anna. Ni siquiera podrían proponerse estar a la altura de Porfirio Díaz, quien dio cauce, por soberbia y una noción equivocada de la eternidad, a la peor lucha fraticida entre nuestros antepasados con la consiguiente devastación del territorio nacional que el inmenso Juárez había rescatado, en el siglo XIX, de las “manos muertas” con sus notables Leyes de Reforma pese a la absurda ocupación franco-austriaca con la cual se pretendió afrentar y someter al gobierno constitucional.

Tras el hambre, siempre presente, está la sangre derramada, los enfrentamientos sin cuartel, las ventas de armas desde Estados Unidos para causar el caos y poder manejarnos desde Washington y las autocracias rendidas al poder del norte para subsistir incluso bajo la simulada “paz de los sepulcros” en la era porfiriana. La memoria es indispensable para no seguir las mismas andaduras de quienes boicotearon a México a cambio de riquezas pueriles y destierros de lujo en París y Madrid. El espejismo de cuanto es europeísta ha sido una de las maneras para manipular la mentalidad de los dictadores en nuestro suelo patrio. Y no sólo ayer.

La dependencia alimentaria, en crecida, con una importación de productos básicos que alcanza al 45 por cierto del consumo –“La Jornada”, lunes 21 de abril de 2014-, es la mejor prueba no sólo del fracaso de la posrevolución sino acaso igualmente de lps doce años de la derecha en el poder extendidos quince meses más bajo el régimen del mandante peña nieto, que no mandatario.

Debate

Existe una diferencia clasista en la formación de los distintos ejércitos de Latinoamérica que hemos comentado desde años atrás: en Argentina o Brasil, también en Venezuela, los mandos castrenses surgen de la oligarquía, de los pudientes que pueden costear las costosas carreras en las academias militares de muy alto nivel; a cambio de ello, en México, a los reclutas se les reúne en los estratos sociales más bajos... luego de que ya pasaron por los mismos cientos de sicarios de los cárteles poderosos en busca de refuerzos con la promesa de alcanzar una mejor existencia obteniendo dinero fácilmente a costa, claro, de corromperse. ¡Si ya no se puede confiar en nadie, ni en alcaldes ni en gobernadores ni en secretarios de Estado!

Para colmo, desde la década de los setenta del siglo anterior, ninguna de las llamadas “primeras familias” ha estado libre de la contaminación generada por los grandes “capos” que se infiltran a Los Pinos con la tranquilidad con la que se pasea a un perro por los jardines públicos que debieran servir para solaz de los niños y no como campos de animales que, en no pocas ocasiones, atacan a quienes se encuentran con la mayor displicencia por parte de las autoridades. Todo está al revés, sobre todo la moral pública cuya cursilería sobre el tema rebasa el entendimiento de quienes no aceptamos colocar a los irracionales a la par con los seres humanos.

Acaso las deformaciones de los soldados en servicio –como el descontrol de los mismos que se toman por botín cuanto encuentran en las poblaciones bajo su dominio, lo que ya ha sido denunciado en varias ocasiones-, se deba a este problema de origen: la urgencia de dejar la miseria lo más rápidamente posible, sea con los “narcos” o con los mandos castrenses infectados. En medio, estamos todos nosotros. Ya no se trata, por tanto, de un alcalde, como el de Apatzingán, apresado, sino de una cadena deformada cuya reconstrucción durará largo tiempo y no pocas amenazas. En este berenjenal nos han metido.

La Anécdota

Millones van y vienen y las manos extendidas son las mismas como iguales son la mayor parte de los acreditados dentro de la clase política contemporánea. Me constan las excepciones y, por ello, nunca me ha parecido correcto generalizar.

Alguna vez, conversando con un viejo lobo de mar de nuestra vida institucional, me explicó cuál era la receta:

--“Político sin dinero no es hombre... es hambre”.

Y no sólo la física sino, sobre todo, la del poder que, acaso, es mucho más perniciosa que las mariposillas en el estómago cuando tenemos los bolsillos vacíos o nos someten al horror de las dietas que suprimen cuanto nos gusta y nos dejan medio muertos. Igual en la política y en la existencia rutinaria. ¡Destino ingrato!


LA SOBERANÍA NO PUEDE SER MERA FICCIÓN. PARA EJERCERLA, AUN EN ESTOS TIEMPOS CUANDO EL TÉRMINO LES PARECE CADUCO A LOS PODEROSOS, ES NECESARIO, ANTES, RECUPERAR LAS RECTORÍAS ECONÓMICA, POLÍTICA Y SOCIAL... SI BIEN ESTO SE ANTOJA UTÓPICO EN EL MUNDO GLOBALIZADO DE HOY. PERO ALGUIEN DEBE COMENZAR A REVERTIR LAS TENDENCIAS PERVERSAS PARA EVITAR SENTIRNOS COMO PLAÑIDERAS INÚTILES, SI BIEN RUIDOSAS, CUANTO SE NOS ESCAPE CUANTO TENEMOS POR LAS MANOS.


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