lunes, 21 de abril de 2014

COLUMNAS NACIONALES



Ex Libris





Manuel Márquez Sterling: Los últimos días del presidente Madero




Álvaro Cepeda Neri


I.- Muy poco se ha explorado de la biografía del periodista peruano-cubano Manuel Márquez Sterling (1872-1934); la mejor síntesis de su vida también como diplomático y apoyador de la Independencia de Cuba (amigo de José Martí), y de la Revolución Mexicana en su momento más volcánico, está en el Diccionario de Humberto Musacchio: Milenios de México. Márquez Sterling expuso su vida al llevar a cabo la fracasada escapatoria de Madero y Pino Suárez; después asiló a la familia de Madero, no obstante el régimen de terror sangriento del golpista y alcohólico Victoriano Huerta. Dedicó a nuestro país dos de los siete libros de que consta su obra: Los últimos días del Presidente Madero y Mi gestión diplomática en México. La edición cubana de 1917 es harto difícil de conseguir, y sólo existe la que editó el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana en 1985 (Instituto suprimido por la “docena trágica” del foxismo y el calderonismo). Y la edición, al alimón, de la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y Manuel Porrúa, de 2013. El dramático texto aborda “los intentos por sacar del país a Madero y Pino Suarez en el crucero Cuba”, llevándolos en ferrocarril hasta el puerto de Tampico que Márquez Sterling gestionó ante los golpistas, junto con la falsa promesa de salvoconducto de Huerta y el desalmado general Blanquet, cuyos esbirros ya habían torturado y sacado los ojos a Gustavo Madero antes de asesinarlo.

II.- El autor relata las últimas horas de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez yendo y viniendo a la casa-residencia de la Embajada de Cuba en México, sita en la calle de Turín, número 50, de la colonia Roma (casa que aún se conserva y es propiedad de A.C.F.). Si los 29 capítulos van crescendo, los últimos doce electrizan por la manera de describir la caída y el doble homicidio. “Incrustada en mi retina la visión de la tragedia, contemplo el sendero de abrojos donde el Apóstol soñó su destino”. Pues Madero supo que el golpista impediría su salida del país. “¿Cree usted que podrá efectuarse el viaje por la mañana?, preguntó el representante cubano: –No saldrá el tren a ninguna hora, dijo Madero en tono de suprema resignación. Tomando un retrato suyo, me dijo: –Guárdelo usted en memoria de esta noche desolada… y escribió: ‘A mi hospitalario y fino amigo Manuel Márquez Sterling, en prueba de mi estimación y agradecimiento: Francisco I. Madero”.

III.- Es un relato estremecedor de cómo un hombre busca salvar la vida de otro hombre, honrando la amistad y enalteciendo a Madero que afronta su final biológico con entereza de un demócrata que ignoraba iba a ser un héroe-mártir de la Revolución de 1910, de la Constitución de 1917, del Sufragio para elegir representantes de la Nación y consolidar las Revoluciones de 1810, de 1954 y la de la República Restaurada; la separación del Estado y las iglesias para afianzar al Estado Laico, la Constitución de 1857 y, al derrumbar el porfiriato, cerrarle el paso al despotismo presidencial para la circulación de las élites. Todo lo anterior culmina con la obra de Madero a la que Márquez Sterling rinde homenaje en un libro de obligada lectura y más para los políticos que aspiren a ser Estadistas.


Ficha bibliográfica:

Autor: Manuel Márquez Sterling

Título: Los últimos días del presidente Madero Editorial: Miguel Ángel Porrúa, librero-editor.-2013 cepedaneri@prodigy.net.mx










Veneno Puro


Rafael Loret de Mola


La recuerdo muy bien. Era una señora de clase media, entrada en los setenta, con varias cruces pendiéndoles del cuello; casi con aire angelical. Se me acercó, en Irapuato, precisamente en donde viví varios años dirigiendo el histórico Diario que fue víctima de la persecución desde el poder –eran los días de Enrique Velasco Ibarra, el pequeño gobernador-, luego de una conferencia en la que expuse las similitudes entre el pasado y el presente... incluso con algunas versiones corregidas y aumentadas en contra de los derechos colectivos.

--No podrá usted negar –me dijo- que hace veinte años no habría podido usted hablar como lo hace hoy. Siquiera debiera estar agradecido por ello.

Sólo le faltó decir, como en otras ocasiones he escuchado, que no podía explicarse cómo seguía vivo un crítico irredento dentro del berenjenal en que se ha convertido la interrelación entre el periodismo y el poder público, insistente en cubrirle las espaldas al mandatario en ejercicio0 porque de otra manera –y así lo expresan- se pone en riesgo la estabilidad del país y la consiguiente seguridad del Estado. Puras tonterías nacidas de las justificaciones autocráticas heredadas de un presidencialismo que “concedía” a sus opositores algunos espacios en el Legislativo. Luego tomaron otros cauces.

A lo mejor quienes me descalifican señalan hacia mi flanco débil moral, esto es seguir con vida, dentro de un ámbito en que el número de periodistas asesinados es el mayor de cuantos se han registrado en un lapso sexenal, superando ya a la ominosa administración de Miguel de la Madrid, cuando se dio el primer “boom” del narcotráfico bajo la tutela del nefasto manuel bartlett, quien ahora se presenta como falso izquierdista con refugios partidistas igualmente simulados. Claro, es muy sencillo señalar hacia el crimen organizado –lo hemos dicho ya-, para esconder las manos y, sobre todo, las verdaderas intenciones de una clase política que sabe negociar cuando le conviene y aparenta lo contrario igualmente cada que se le antoja.

Así ocurrió con felipe calderón quien, durante su arranque, envió a su “delfín”, Juan Camilo Mouriño, a negociar con “El Chapo”, Joaquín Guzmán Loera, para tratar de ajustar en un solo mando el tráfico de estupefacientes a cambio de asegurar la paz general e imponer ciertas reglas para controlar las acciones de los grandes cárteles y que, por ende, nadie se saliera del huacal. Falló el propósito, murió Mouriño en circunstancias oscuras –nadie se cree en la versión sobre las turbulencias previas aun cuando tampoco hay uno solo que pueda demostrar otra cosa entre los investigadores del suceso-, y sobrevino entonces la cruenta e inútil “guerra de Calderón” en la que, con cien mil víctimas –de acuerdo a listados extraoficiales porque los panegiristas de calderón “sólo” reconoce 60 mil-, no han servido siquiera para disminuir las exportaciones de drogas hacia el gran mercado del norte, el mayor del mundo. Una aberración de la que, sin duda, deberá responder calderón ya mismo porque nada se ha hecho contra él desde el amanecer de diciembre de 2012.

Recordando a la dama de Irapuato, repaso de nuevo el informe más reciente de “Reporteros sin Fronteras”, una organización asentada en los Estados Unidos que se ha dado a la tarea de investigar las agresiones contra el periodismo en el mundo entero, que coloca a México, nada menos, en el lugar número 149, de 179 posibles, en la parte más baja del listado. Basta con ello para explicar que nuestro país está al nivel, en materia de seguridad para los periodistas, de las peores dictaduras y de los pueblos más atrasados de África. La caída vertical se produjo ahora, ni siquiera en los tiempos delamadridianos, acaso cuando la derecha asumió que los críticos formábamos parte del círculo rojo al que el poder detestaba –en voz de los fox-, o el mismo día en el que calderón optó por vengarse contra cuantos no le habían apoyado incondicionalmente durante su desaseado periplo electoral hace ya seis años. Todos sabemos a quienes nos referimos.

Durante ese penoso lapso, se privilegió la reconquista española –así la ven allende el mar aunque, insisto, México, como nación surgida en 1821, jamás ha sido motivo de tal afrenta-. Por ejemplo, el muy conocido grupo “Prisa” –quien edita “El País” de Madrid, con supuesta tendencia izquierdista-, creció en México, compró buena parte de las acciones de la XEW, es decir de Televisa Radio, y comenzó a imponer normas tales como descabezar a los conductores incómodos –digamos Carmen Aristegui-, y controlar los noticiarios con criterios propios del franquismo. Una coyuntura inexplicable por el origen del consorcio y la mancuerna que hacía con el entonces gobierno español bajo el mando del PSOE. Ahora, después de la victoria del Partido Popular en 2012, el cotidiano mencionado ha vuelto a los cauces de la crítica, ya olvidados, luego de siete años de estar salvaguardando lo imposible: el fracaso de José Luis Rodríguez Zapatero, incapaz de mantener siquiera la cohesión nacional; por eso ahora los catalanes exigen su total soberanía... para integrarse a la Unión Europea de la que España ya forma parte. El absurdo no tiene límites.

México es más inseguro que Cuba, casi como Haití, para los periodistas. ¿Qué puede decir de este hecho incontrovertible el señor calderón, quien propició la recaída?¿Qué todo es consecuencia del pasado priísta y de los criminales que los alientan?¿Acaso el PAN no gobernó doce años el país con muy pobres resultados en todos los renglones, productivos y políticos? Esto es, ya no puede el panismo, ahora dividido, tapar el sol con un dedo y refugiarse en las falacias para salir avante en los debates periodísticos y en los que vendrán más tarde, con la mira puesta en 2018, entre los postulantes a la Presidencia, quienes ya están en plena carrera pero atados, muy democráticamente, hasta que el organismo rector, el INE ya reconstruido, les enseñe la bandera verde. ¿No es ésta una actitud francamente fascista?

El hecho indiscutible es que vamos a la zaga en materia de libertad de expresión en este 2014. Y si antes, durante la hegemonía priísta, el intervensionismo estatal asfixiaba, ahora es bastante peor aunque se diga que podemos hacer los señalamientos ya registrados. Sucede, nada más, que la sociedad ha madurado y los periodistas, asumiendo más riesgos, incluso el de poner en juego a la vida, vamos ganando, a contracorriente, nuevos espacios.


WEB: www.rafael-loretdemola.mx 
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

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