lunes, 16 de junio de 2014

COLUMNA PRINCIPAL


LAÚD



El fin del Introyecto


Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho, de pensamiento…


Napoleón Medrano*


La filosofía de Kant expone una justicia con base a la naturaleza del ser humano, que nace de sus propias ideas y no se sesga durante el camino. Si bien la educación tiene como principal objetivo generar el enriquecimiento del conocimiento a través de métodos que abonan a la construcción mental, es preciso generar en la educación un pensamiento libre y autónomo a través de detonantes directos y transversales basados en la ética.

“La educación es necesaria, pero la auténtica educación es la que conduce a la verdad y al bien” (Platón). La concepción platónica de la educación la entiende como un auténtico arte de conducir el alma hacia la verdad. El conocimiento y la misión del educador es dirigir las preguntas, establecer un diálogo con el alumno de manera que haga posible el descubrimiento de la verdad. Sólo cuando el alma haya alcanzado el conocimiento de los auténticos valores éticos y políticos podrá conseguir la virtud. Así, la educación tendría que comenzar desde una edad temprana, pues sólo de esta manera se podría asegurar un buen crecimiento en la persona, “Mediante la educación de la infancia y la juventud, si ha comenzado bien irá aumentando como el círculo, la conducta acaba por ser muy buena o muy mala según el punto de partida”

Platón decía que la ciencia del bien es la filosofía y en su propuesta política hacía mención sobre que sus dirigentes debían ser filósofos, estos serían los individuos que más se hayan acreditado en sus capacidades morales e intelectuales y para lograrlo debían educarse desde muy jóvenes en las distintas ciencias, en el esfuerzo físico, y en la práctica de la música.

Para Kant la ética parte del principio de la libertad y esta a su vez definida como la intención para realizar los actos. Qué tanta libertad se puede expresar, pues esta se hace cuando nos separaos del orden político. “La humanidad va a ser definida en términos de una idea de razón que se proyecta como ideal y que corresponde a lo que Kant toma como la verdadera naturaleza final del hombre, aquella que lo define como ser racional y por ende libre” (Grueso, 2004).

"Y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres"

Juan 8:32


“La primera cuestión que hay que tener en cuenta para generar la condición humana: es necesitar un complejo proceso de educación. Para llegar a ser humano hay que nacer humano, pero sólo llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad a propósito, y con nuestra complicidad”[1] es en ese instante, donde la ética juega un papel fundamental en el pensamiento analítico del ser humano, un pensamiento libre produce ideas autónomas que revolucionan el ideario colectivo.


Sin embargo, es pertinente separar dos aspectos que se pueden confundir en la educación ética; la educación en valores y la educación moral.

Valores: Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

Si partimos de la idea de valores y la combinamos con educación, se puede concluir que la educación en valores, se rige de las creencias fundamentales que nos ayudan a definir, lo que bien se puede entender como la educación basada en una idea que te muestra qué elegir.

Ese pues uno de los inicios para permitir la intromisión en el pensamiento humano, dejarlo seco o inmóvil a la decisión de terceros, lo que pone a la ética en un plano totalmente lejano.

Por otra parte la moral, no son más que reglas nacidas a partir de la costumbre social.

Ambas, la educación en valores y la educación moral, son ideas puestas en programas educativos que tienen que ver con doctrinas religiosas, en nuestro país es muy común conocer de sistemas educativos de cualquier nivel de estudios pertenecientes a órdenes religiosas.

Según Santo Tomás de Aquino citado en Malena, la religión es la virtud superior a todas las demás virtudes, ya que se relaciona íntimamente con Dios. Justo este es el punto donde la razón y el pensamiento libre, pueden encontrar su “kriptonita”.

Dios, visto como ser supremo en diferentes culturas, ha sido el límite de la razón, de ahí para arriba “nada”, sin embargo las organizaciones religiosas han colocado este punto como control social, más que como fin espiritual; y en el plano educativo entorpece la capacidad de gestión de análisis, generando sólo introyectos en los estudiantes.

Dicho en otras palabras la educación moral, puede convertir en robot a una persona que no reflexiona. “La escuela termina esclavizando a las personas, en el entendido que hay pocos espacios para el silencio en la reflexión”[2].

El fin del Introyecto, es pues el inicio del pensamiento propio, del discernimiento reflexivo, de la elección personal, sin embargo no sólo los programas educativos con cargas dogmáticas enfatizan el Introyecto, lo hacen también las ideologías fundamentalistas, los regímenes autoritarios, los intereses políticos, la economía, movimientos sociales, luchas de poder y las tendencias.



“No consentirás pensamientos ni deseos impuros”


El noveno mandamiento



Pensar, es uno de los verbos más usados en la conjugación de cualquier vocabulario y es el acto humano a priori más codiciado, dominar la voluntad humana no sólo es cuestión de producciones cinematográficas, es un acto que por muchos sectores del contexto, pretenden lograr, sin embargo la ética siempre es relativa y variable a los valores.

La ética es pues, la única verdad creada por el pensamiento de cada ser humano y la verdad es un valor defendido durante siglos como un ente inestimable, divinizado y exaltado con todos los honores que los hombres pueden otorgar. La lucha por la verdad ha sido motivo de guerras épicas, luchas independentistas, movimientos sociales, artísticos y de pensamiento, la mayoría de las religiones basan su credo con la premisa de la verdad de la existencia de un ser invisible pero existente y hacedor de todo lo conocido. Verdad, palabra relacionada con libertad, con conocimiento, con información, con sabiduría y con honestidad.

Hoy, también se busca esa libertad, esa verdad, esa ética en el sistema educativo bajo los siguientes objetivos: aprender a saber para comprender, aprender a hacer para poder actuar, aprender a vivir juntos para participar y cooperar, aprender a hacer progresión esencial para que participe.

Y es que aprender se ha hecho cada vez una simulación propia de la “infoxicación” del actual momento en que vivimos, cada día vemos más, repetimos más, de lo repetido aprendemos, pero poco construimos y ya casi no pensamos; cómo puede entonces un sistema educativo abonar al desarrollo ético, si los propios facilitadores del aprendizaje recitan puntualmente los mismos procesos de enseñanza.

La ética: es la elección personal, tras un discernimiento reflexivo (La reflexión necesita contacto con uno mismo), punto fundamental para implementar el desarrollo del pensamiento desde temprana edad, para que el ser humano aprenda a ser un ser pensante, un ser que no permita adormecimiento, y que encuentre en la educación LIBRE, un facilitador del proceso reflexivo que provoque en él el discernimiento. Es momento de que el hombre se dé cuenta de quién es, bajo esta atmosfera de tendencia robótica, de hacer iguales hasta los pensamientos más desiguales.




*Es coordinador de la Licenciatura en Periodismo del CUSUR


Twitter: @NapoleonMedrano





[1] Beltrán, Javier (2000). Educación y desarrollo: América Latina ante el siglo XXI: PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS, Bilbao: Universidad de Deusto.  Pág. 215
[2] Sevilla (2012) Cátedra a alumnos de la Maestría en Educación de la UVM. Junio 11 de 2012.

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