lunes, 4 de agosto de 2014

COLUMNA PRINCIPAL




CADA LUNES DESDE ALGÚN LUGAR DE JALISCO


NOMBRES DE JESUCRISTO

Fernando F. Velasco Villa SDG

Se nos estuvo insistiendo en que con la Reforma Energética, bajaría el precio de la luz; y la Presidencia envió hace días, una iniciativa eliminando el subsidio, con el que de acuerdo a quienes afortunadamente se quejaron echando abajo dicha iniciativa, quien paga doscientos pesos al mes, hubiera pagado mil doscientos; por otro lado nos aseguraron que ni Pemex, ni la CFE –Comisión Federal de Electricidad- se iban a vender, ni a permitir participación privada en ellas, sin embargo nos salen ahora, con que para hacerlas “más atractivas”, el gobierno va a absorber –con el dinero de nuestros impuestos, claro-, el pasivo laboral de dichas paraestatales que suma más de un billón de pesos, o sea más de un millón de millones (en Estados Unidos un billón son mil millones, pero aquí, es un millón de millones), si no se van a vender, ni total ni parcialmente ¿Para qué quieren hacerlas más atractivas, incrementando considerablemente la deuda del gobierno?

El Papa Benedicto XVI -Joseph Ratzinger-, en la Primera Parte de su magnífica obra: “Jesús de Nazaret”, comenta que el nombre que más veces se atribuyó a Cristo, es: “Hijo del Hombre”, autollamándose también Él: Hijo e Hijo de Dios, sobre todo en el Evangelio de Juan.

El Ángel que anunció a María que concebiría un hijo por obra del Espíritu Santo, lo llama “Hijo del Altísimo”, “Hijo de Dios” y “Jesús” –“Jeshua” que significa: ”Dios salva”. Mateo, cita a Isaías: “Mirad: la virgen, concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros”. Jesús, más que llevar el nombre de Emmanuel, “es el Emmanuel”, es el verdadero Hombre y a la vez, el verdadero Hijo de Dios.

Muchos que conocieron a Jesús, le dieron otros nombres: algunos decían que era profeta, como “Elías o Jeremías, que había vuelto”, otros que era Juan el Bautista, otros Cristo-Mesías y otros Señor; Pedro en su confesión, lo llama: “Mesías, Hijo del Dios vivo”.

El término “Cristo”, sólo es comprensible en el ámbito semita, no es un nombre, sino un título (Mesías); nunca lo usó Jesús para llamarse a si mismo y a quienes lo usaron –los demonios ya expulsados y Pedro en su confesión-, les pidió que guardaran silencio. Mesías quedó plasmado en el letrero que Pilato mandó poner sobre su cruz: “Rey de los Judíos”; después Cristo-Mesías, se fusionó al nombre de Jesús: Jesucristo. Él es una sola cosa con su misión; su contenido y su ser son inseparables.

En el Antiguo Testamento y en el judaísmo temprano, Señor –Kyrios- fue sinónimo del nombre de Dios. Se le aplica a Jesús porque tiene unión ontológica –del ser- con Dios. También Señor significa “dueño”; En los Evangelios Sinópticos –Mateo, Marcos y Lucas- al decir que Jesús es Señor del sábado, significa que es dueño del sábado.

Jesús se llamó “Hijo del Hombre” y San Esteban, en la visión que tuvo poco antes de morir, vio: “el cielo abierto y al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso”; tomando la expresión utilizada ya por el profeta Daniel. Jesús viene de Dios como hombre y atrae a sí toda le existencia humana.

“Hijo de Dios”, era el título que en Antiguo Oriente –Egipto y Babilonia- recibía el rey, mismo que después pasó a Roma, Augusto se proclamó “hijo del divino”; a Moisés le dice Dios que le diga al faraón que Israel es su primogénito, promete a David mediante Natán, que su casa será para Él un hijo; y San Pablo explica a los judíos reunidos en la sinagoga de Antioquía de Pisidia, cómo la Historia de la Salvación desemboca en Cristo, real, efectiva y verdaderamente Hijo de Dios y en consecuencia: Dios, porque decirle Hijo de Dios es unirlo a Éste y en consecuencia reconocerlo como Dios.

Hasta la próxima semana. 
ferfvelv@prodigy.net.mx

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