domingo, 18 de mayo de 2014

FUTBOL MX

Un Mosaico de Emociones





Veinte años de espera, 20 años de soñar, 20 años de buscar volver. Cincuenta y cuatro mil almas, 18 guerreros, dos goles, 10 penales tirados, un héroe y una noche inolvidable. Todo eso y más está escrito en la leyenda que el Club Universidad de Guadalajara escribió anoche en el Estadio Jalisco.




Pensar que con un gol de tu arquero sobre la hora vas a coronarte puede ser solo una ilusión. Pensar que con esa anotación vas a volver al lugar que te perteneció hace dos décadas puede ser un disparate aún mayor. Pero para los Leones Negros todo es posible. Y la noche de ayer en su casa fue mucho más que una simple idea, consumaron una hermosa realidad para su fiel afición que paciente aguardó el regreso al máximo circuito y vivió como nunca su final en casa.







Tecos fue un hueso duro de roer. El inquebrantable temple de los Estudiantes fue un balde de agua helada en algún momento del encuentro, llevaron la serie hasta los tiros penales. Ese duelo de matar o morir que ahora definía al equipo que acompañaría a otros 17 en la LIGA Bancomer MX.




El clásico inmueble de la colonia independencia se pintó de amarillo, negro y rojo para recibir un partido de altísima trascendencia. Fue una fiesta familiar y llena de confianza para los jaliscienses seguidores de los Leones Negros. No cabía un alma para ver el regreso de su equipo al máximo nivel futbolístico que hay en México.







Cuando los dos Clubes saltaron a la cancha escoltados por la plata del trofeo que sabía a gloria y LIGA Bancomer MX, la afición dibujó en las tribunas un mosaico espectacular con la leyenda UDG y los tradicionales colores del equipo de sus amores. Hasta los años de historia que tiene el Jalisco se desprendieron de los anuarios para tomar la fotografía de tan invaluable espectáculo.




El juego fue duro como un choque de colosos, de dos equipos que pelearon con orgullo por regresar a donde pertenecen.

Marco Bueno de los visitantes elevó las pulsaciones del aficionado a Leones Negros que seguramente deseará que sus uñas crezcan pronto porque el nervio las devoró. Sin embargo, nunca se perdió la fe y cuando cayó el gol del empate se vivió la locura absoluta. La esperanza estaba más viva que nunca.




Calambres, carreras sin aire, choques sin el 100% de energía, medias más bajas de lo normal y playeras empapadas. La llegada de los tiempos extra dejó todo eso en el campo de batalla. En la tribuna, la gente jamás dejó de cantar y empujar con el aire que producía la voz a sus guerreros.




Penales. Esa serie de definición con la que todos tenemos una relación de amor/odio, llegó. Y fueron los Leones Negros apoyados en los saltos de aquí a allá sobre la línea de gol del “Gansito” Humberto Hernández, su portero, quienes tomarían el cincel para dejar en los muros del Estadio Jalisco grabada una historia inolvidable. El guardameta además de atajar un penal y provocar el fallo de otro, se encargó de ejecutar el impacto definitivo. Cobró con extrema confianza y cubierto de técnica, venció a Carlos Velázquez. Salió disparado a festejar con sus compañeros y su enardecida y espectacular afición. Locura absoluta en el Jalisco. La plata se alzó en las manos del Club que regresa al máximo circuito a seguir iluminando sonrisas.







Esta y muchas noches más, la afición de los Leones Negros, con sus colores típicos adheridos de por vida a la piel, no dejarán de cantar que están de vuelta y que sus héroes los hicieron vivir con el nervio inherente a una final un auténtico mosaico de emociones.


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