jueves, 22 de mayo de 2014

INFORMACIÓN GENERAL




Sin censo ni diagnóstico



Verlos en las calles es usual, ya sea en un parque, a las puertas de un edificio público o de una iglesia, pero ninguna autoridad -ni municipal o estatal- tiene un censo ni un diagnóstico preciso de la cantidad de personas en situación de indigencia que hay en la ciudad.

Rogelio Padilla, fundador del Movimiento de Apoyo a Menores Abandonados AC (MAMA), camina entre las mesas donde casi un centenar de personas espera un plato de comida.

Desde hace tres décadas se ha dedicado a trabajar con poblaciones callejeras y advierte que hay algo que se invisibiliza sistemáticamente en esta ciudad: los niños y niñas viviendo en la calle.

"Cuando iniciamos esta labor, el fenómeno de trabajo infantil en la calle involucraba básicamente a varones, pero ahora también hemos detectado a niñas haciendo actividades de sobrevivencia; hemos visto también que cada vez inician más pequeños", indica. 

Padilla advierte que pese a que el problema está en crecimiento en esta capital, la política de los gobiernos estatal y municipal para mitigar el fenómeno se ha limitado, por lo general, al asistencialismo; "es algo equivocado".

"El Estado debe reconocer que está rebasado, que se necesita más inteligencia en las políticas públicas y más recursos; los programas de combate a la pobreza en México son insuficientes y la mayoría de ellos son un fracaso", puntualiza Padilla. 


Un recorrido por esta ciudad revela que el único sitio gubernamental que implementa una atención completa en esta materia es el Centro de Atención y Desarrollo Integral para Personas en Situación de Indigencia (CADIPSI), que en 2003 abrió sus puertas para operar como un refugio temporal, pero fue transformando su forma de atención hasta llegar a convertirse en un sitio que intenta brindar una atención integral a quienes ahí acuden.

"Es el único albergue en su tipo en el país, porque tratamos de que quien llega aquí encuentre un trabajo. Además de la estancia para dormir, bañarse y comer, otorgamos servicio de trabajo social, psicología, pláticas motivacionales, revisión médica, lavandería, talleres para el autoempleo y una bolsa de trabajo que nos ha ayudado a que las personas logren tener un empleo, y como aquí no pagan nada, pueden hacer un pequeño ahorro durante los meses que están con nosotros (cuatro) para poder empezar de nuevo", señala Jorge López, encargado de este centro de atención.

"En 2013 conseguimos un empleo para 600 personas", enfatiza orgulloso Jorge, quien señala que el problema va en aumento y para ejemplificar desgrana varios datos: "En 2012 atendimos a 2 mil 700 personas, y en 2013 a 3 mil 300. Este fenómeno social está aumentando entre un 10 y un 15% año con año. Hace cinco años atendíamos a 700 u 800 personas como máximo", indica. 

Pero no todos los que acuden a este sitio son indigentes, muchos de ellos son migrantes que recorren la ruta del Pacífico en su camino hacia Estados Unidos, pues consideran que está vía es más segura.

"Hay muchos centroamericanos, y aunque no se les considera como indigentes, se les brinda apoyo. En 2010, de toda nuestra población, el 3% eran centroamericanos; en 2013 ese porcentaje llegó al 29%", señala.

López destaca que el costo del CADIPSI es relativamente bajo, pues se sostiene con cerca de un millón 200 mil pesos al año, ya que a las personas que ahí acuden se les integra al trabajo cotidiano de limpieza y de mantenimiento dentro del albergue, como una forma de cooperación.

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