miércoles, 28 de agosto de 2013

EDITORIALES










El PRI y los apátridas


Enrique Ibarra Pedroza


A Rubén Martín y Jesús Estrada, por su congruencia y pluralidad periodística.


“Quienes se oponen a la reforma energética de Peña son apátridas”, fue la nota principal de la Jornada Jalisco el pasado jueves, el dirigente del PRI Hugo Contreras, en una conferencia de prensa en la que participó también el presidente de la fundación Colosio, Alberto Mora. Que los dirigentes de ese partido sean obsecuentes y acríticos del afán de Peña Nieto de entregar los recursos petroleros del país a las grandes trasnacionales, a nadie sorprende, lo que llama la atención es la desproporción e ignorancia supina de los argumentos de esos priístas.

El discurso ultramontano de Hugo Contreras es inadmisible. Ahora resulta que los que no compartimos la reforma energética del presidente de la República, no tenemos derecho a tener patria ni nación y según él, de acuerdo al termino jurídico del vocablo, el gobierno nos puede llevar a esa condición de apátridas en la que estaríamos la mayoría de los mexicanos, que de acuerdo a diversas encuestas, (una de ellas de la propia cámara federal de diputados) compartimos esa opinión.

Es más, la retórica aldeana y la visión estrecha de Contreras, va a contracorriente del secretario de Energía y ex presidente del PRI nacional, Pedro Joaquín Coldwell, quién antier en un encuentro con directivos y editorialistas de un periódico nacional, declaró que la reforma energética amerita “una gran discusión nacional, en la que hable la sociedad y los especialistas”, en la que se expresen las opiniones encontradas sobre la misma.

Me llamó la atención de que en esa cresta de desmesura y soberbia se haya instalado Alberto Mora, quien entre otros puntos expresó, “con la reforma se van a crear de manera inmediata un millón y medio de empleos y la economía crecerá un punto porcentual cada año de aquí al 2018 y 2.5 puntos más al 2025”. Las declaraciones de esos dirigentes nos confirman que quienes dirigen el PRI en Jalisco nos creen menores de edad.

Qué bueno que la fundación Colosio es el espacio de estudio, reflexión e inteligencia del priísmo jalisciense para diagnosticar y procesar los grandes temas de interés público, sus retos y soluciones. En esa ruta de tolerancia, sustancia, y talento de que hicieron gala Contreras y Mora para comunicarse y convencer a la sociedad tapatía, de nada le servirá a ese partido los relevos anticipados de sus dirigencias en Guadalajara y Zapopan, rumbo a los comicios del 2015.





Mancera paga


Carlos Loret de Mola


A las 7:15 de la mañana del domingo, Miguel Ángel Mancera, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, tomó una pistola y lanzó un disparo desde el Hemiciclo a Juárez de la capital nacional.

Unos minutos antes lo habían abucheado dos veces. Ante más de quince mil personas los maestros de ceremonias anunciaron su nombre en la salida del XXXI Maratón de la Ciudad de México y la respuesta de los atletas fue de repudio al mandatario, segundos antes del disparo que los puso a correr 42 kilómetros.

Durante toda la semana, y marcadamente el viernes con su intento de tomar el aeropuerto metropolitano, los maestros sindicalizados de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación desquiciaron la ciudad y los policías de Mancera los observaron pacientes mientras el clamor la mayoría de la gente pedía desalojarlos usando la fuerza pública, no matar ni herir a nadie, con una operación policiaca antimotines eficaz, como sucede en los países más democráticos, incluso gobernados por la izquierda.

A Mancera le ha llovido. Se le culpa de tibio frente al caos. Si bien es su responsabilidad mantener un DF viable, el jefe de Gobierno está lejos de ser el principal culpable de que las cosas hayan llegado hasta donde están con la CNTE.

Pongo primero en la lista de los responsables al gobernador de Oaxaca, Gabino Cué. La CNTE lo tiene domesticado: los maestros no van a clases y Gabino les da un bono, los maestros marchan y Gabino les sigue pagando, los maestros quieren manifestarse en el DF y Gabino financia los autobuses. La educación de Oaxaca está bajo control de la CNTE y es uno de los estados con peor nivel académico, pero Gabino no los toca.

Tampoco se puede dejar de señalar el trato privilegiado que el gobierno federal ha dispensado hasta ahora a la CNTE. Frente a violencia, mesas de diálogo. Frente a secuestradores vinculados a la CNTE, el gobierno tratando de no hablar del tema. Frente a marchas, los líderes del Congreso a su disposición. Frente a bloqueos, cita con el secretario de Gobernación.

Varios de los dirigentes sindicales de la CNTE tienen un historial que les merecería ocupar la celda contigua a la de su archirrival Elba Esther Gordillo. La CNTE ha ido mucho más allá en su desafío al Estado de lo que alcanzó a hacer Gordillo. Lo de ella fue un justo y bien ganado golpe. ¿A la CNTE no la tocan?

Cortarles el financiamiento, contener sus afectaciones a terceros y proceder contra sus líderes abyectos podría ser una salida que ubique a la CNTE en su lugar, tome en cuenta sus demandas razonables  (que el examen de maestros comprenda la situación económica y alimentaria de los alumnos así como las instalaciones escolares, que los maestros en funciones no sean despedidos porque eso violaría sus derechos adquiridos, que se invierta más en educación)

Y desprecie las que sólo buscan mantener sus privilegios (heredar plazas, no ser examinados, no rendir cuentas sobre el dinero que les llega, derogar la reforma educativa).

De otra forma sólo se llega a una conclusión: a la CNTE le tienen miedo
 






La negra historia de la Ciudad Judicial


Jorge O. Navarro


Esta semana comenzó, en la agenda política, con otra rutinaria ceremonia de corte de listón. El gobernador Aristóteles Sandoval Díaz, los alcaldes del área conurbada y muchos funcionarios más, asistieron la mañana del lunes 26 de agosto a la inauguración de la Ciudad Judicial de Jalisco.

Pero si el evento fue rutinario, no lo es en absoluto el tema que está detrás. Por el contrario, todo lo que se relacione con la Ciudad Judicial implica una gravedad que el mandatario estatal está obligado a no ignorar.

La Ciudad Judicial debe considerarse uno de los referentes de la corrupción y el abuso del erario público en la última década de la vida pública jalisciense. De hecho, también es posible considerarla un monumento a la impunidad y las cifras están ahí, inamovibles, para comprobarlo.

La primera vez que un grupo de políticos de primer nivel se reunió en ese predio ubicado en Periférico Poniente, muy cerca de la salida a Nogales, fue la mañana del 24 de febrero de 2007. Para entonces, Gerardo Octavio Solís Gómez era gobernador sustituto y Celso Rodríguez González ocupaba la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia; ambos estuvieron presentes en la colocación de la primera piedra de la Ciudad Judicial. Ambos habían atestiguado, también, cómo en el último tramo del sexenio del ex gobernador Francisco Ramírez Acuña, se aprobó un crédito por 325 millones de pesos para la edificación de este complejo, en el que se instalarán todos los juzgados que hoy están dispersos por la zona metropolitana.

De entonces a la fecha han transcurrido años, hechos irregulares y ampliaciones discrecionales del mismo crédito. El gasto se disparó en muchos cientos de millones, que el ex gobernador Emilio González Márquez aprobó con el conocimiento de su aliado y titular del Supremo Tribunal, Celso Rodríguez.

Actualmente, aunque no ha sido objeto de atención popular, los miembros del Consejo de la Judicatura aprobaron un ejercicio presupuestal para 2014 por la enorme cantidad de mil 600 millones de pesos. De este monto, pretenden 228 millones para concluir la Ciudad Judicial, a la que le falta un tercer piso.

Si esa pretensión se aprueba, esta obra podría consumir en total ¡mil 200 millones de pesos!, es decir 875 millones más que los presupuestados originalmente.

Al paso de los años se han hecho numerosas denuncias sobre irregularidades en la construcción de la Ciudad Judicial, desde la asignación de contratos, obras malhechas –el edificio se levantó sin considerar el drenaje y las instalaciones hidráulicas– o una sospechosa entrega oficial de la obra del Poder Ejecutivo al Poder Judicial encabezado por Celso Rodríguez, sin que estuviera terminada.

Sin embargo, no hay una sola dependencia sancionada o una persona judicialmente condenada por el daño al erario.

Ahora, incompleta la obra, se sabe que hay una lucha sorda entre los factores de poder que están detrás del Consejo de la Judicatura y el Supremo Tribunal para controlar el cobro del estacionamiento, la administración del restaurante que se instalará dentro y la gestión de las miles de fotocopias que se requieren en la cotidiana administración de la justicia. Son negocios millonarios y se pelean por ellos en la oscuridad, alimentando la corrupción.

Si el gobernador Aristóteles Sandoval, que debe inaugurar para iniciar el retrasado proceso de traslado de los juzgados, quiere romper con la inercia viciada en el Poder Judicial, puede presionar para que estos negocios internos de la Ciudad Judicial sean administrados por el DIF o las dependencias responsables de atender a los más desfavorecidos en Jalisco, para que al menos una parte de los millones que se perdieron en los bolsillos de políticos abusivos y corruptos regrese a sus dueños legítimos.

Sí, la de la Ciudad Judicial es una de las historias más negras de la política estatal.

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